En estos días se está hablando de muchos héroes: personal sanitario, policías, militares, trabajadores de residencias, voluntarios… Y lo comparto, para mí son los héroes de la crisis sanitaria que estamos viviendo y no hay que dejar de reconocérselo, y darles sinceramente las gracias.
Pero, por otro lado, considero que tenemos otros héroes que están en silencio, a los que no se les agradece todo el esfuerzo que están haciendo por sostener la economía española, poniendo todo lo que tienen, e incluso lo que no tienen, para que no se hunda su entorno empresarial y, con él, todas las familias a las que su empresa sostiene. Estos héroes de los que quiero opinar, son los autónomos y empresarios.
La economía del populismo.
Desde el punto de vista del Gobierno actual, estos empresarios y autónomos son “los malos de la película”, aquellos a los que “no se les permitirá que se aprovechen de la situación actual para despedir gente” (Ministra de trabajo, Dña. Yolanda Díaz, 27 de Marzo de 2.020). Y, por lo tanto, se les prohíbe despedir a nadie, teniendo que soportar, a la par que los salarios, otros gastos fijos, impuestos…, todo ello sin ningún tipo de ingreso. Se les obliga a seguir pagando las cuotas de autónomos, conociendo el Gobierno que los negocios están cerrados, y la única ayuda que se les da es un posible acceso a “financiación”, que no es otra cosa que “pan para hoy y hambre, mucha hambre, para mañana”.
Estamos en una situación muy delicada y, obviamente, hay que ayudar a la gente que lo está pasando muy mal, tratar de minimizar despidos, mirar por las familias con menos ingresos, pero, todo ello, sin perder de vista a la columna vertebral de la economía española que es la que sostiene y da vida al país tal y como lo conocemos hasta ahora y, que, por su propia naturaleza, ya vela por estos objetivos.
Para que os hagáis una idea de la importancia de las PYMES en España: son más del 95% de las empresas, producen el 50% del PIB y crean el 66% del trabajo total, más de 12 millones de empleos.
Pero, sorprendentemente, las medidas que se están tomando hasta ahora van dirigidas básicamente a ayudar al trabajador: rentas de subsistencia, prohibiciones de despido, pagos del 70% del salario cuando sufren un ERTE (y que el empresario siga pagando la seguridad social de ese trabajador), etc.; pero descuidando a quien produce y garantiza ese trabajo, la empresa.
La empresa como solución.
Os voy a contar una anécdota que, por una parte, me alegró, pero por otra, me dio rabia y tristeza. Una empresa de Castilla y León, con unos 400 empleados, tuvo que hacer un ERTE hace un par de semanas para el 20% de su plantilla. Llamó al despacho familiar y, explicando su situación, acabó deduciendo que no podía soportar tanto gasto fijo a la par que una reducción drástica de sus ingresos, por lo que el despacho se puso a tramitar el ERTE. El viernes de la semana pasada llama este mismo empresario, nervioso y acelerado, informando de que había encontrado la manera de retrasar unos pagos y generar unos ingresos extra, por lo que podía ajustar el ERTE en 14 personas que conservarían su trabajo.
Me alegró escuchar cómo un hombre, que no podrá dormir por las noches pensando qué hacer para que su empresa y sus trabajadores no se hundan, llamaba emocionado y contento para explicar que había encontrado la manera, con esfuerzo, de seguir pagando 14 nóminas más en la situación actual. Y pensándolo después, me dio mucha rabia y pena, por miles de empresarios y autónomos españoles que estarán en la misma situación, que no se les esté brindando ninguna ayuda, que se sientan solos, abandonados y muchas veces estafados con las medidas que, más allá de aliviarles, les ahogan un poco más cada día que pasa.
Estoy a favor de que, para quien no tiene trabajo y lo está pasando muy mal, haya una renta que le permita subsistir. Sería inhumano no ayudar a alguien que no puede dar de comer a su familia. Pero por el otro lado, me indigna que se esté dejando morir a quien mañana puede darle trabajo, a quien le puede hacer crecer para que no dependa de una renta de subsistencia que, cuando sea insostenible para la economía, va a desaparecer.
Como he escuchado a mis hermanos en estos días de confinamiento, y es una frase que lo define a la perfección, “regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida“. Creo que el Gobierno debería dejar de pensar únicamente en rentas de subsistencia y ayudar a los creadores de empleo, volcándose con el que genera el trabajo, no para 1 familia, sino para 10 o 50, si es que este no ha tenido que cerrar ya, o lo tenga que hacer pronto si seguimos por el mismo camino.
Y es que, la visión del empresario que tiene este Gobierno, es tan injusta y alejada de la realidad, que lo sufriremos gravemente en unos meses. ¡Qué digo en unos meses!, lo estamos empezando a sufrir ahora con una destrucción acelerada de las empresas.
La empresa, tan necesaria en nuestro país, no es el problema. La empresa, señores del Gobierno, es la solución.
Por todo esto, los empresarios y autónomos, que tanto están sufriendo y que, en mi opinión, “no se quieren aprovechar de la situación” si no que están deseando crecer y contratar a más trabajadores, son mis “héroes en el silencio” de esta crisis económica del coronavirus.
Manuel Gangoso Posadas (Valladolid, 1992) es Consultor Senior de Estrategia y Operaciones en Deloitte, una de las consultoras más grandes y prestigiosas a nivel internacional. Graduado en Administración y Dirección de Empresas, su formación académica está complementada por un Máster en Dirección de Empresas y Negocios Internacionales en el IE Business School y sigue formándose a través de un Máster en Consultoría de Negocio por la Universidad Carlos III de Madrid. Inició su trayectoria profesional en la empresa familiar, GAMO Abogados, con sede en Valladolid, siguiendo por el departamento financiero de L´Oréal España en Madrid. Como méritos académicos y profesionales obtiene la mención de miembro de la sociedad Beta Gamma Sigma, sólo al alcance de los mejores alumnos de las escuelas de negocio del mundo, un premio a la mejor Start Up internacional (proyecto de empresa) del IE y una carrera acelerada en el sector de consultoría.
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