Los pasados días 23 de febrero y 6 de abril, empleados de este despacho profesional hemos llevado a cabo labores de voluntariado en el Centro Hospitalario “Padre Benito Menni” de Valladolid. Entre ellas, actividades de acompañamiento y animación del ocio y tiempo libre de pacientes -internos con enfermedad mental-, en el marco de las actividades programadas por el plan de “Responsabilidad Social Corporativa” de GAMO Abogados, Administración y Gestión.
No sería completa esta labor solidaria si no condujera a una reflexión colectiva acerca de uno de los aspectos más gravosos de la situación de estos pacientes: el aislamiento social al que están condenados por razón de su enfermedad y la falta de atención de nuestra sociedad, dada a reparar en escenarios solidarios menos “exigentes”.
Con frecuencia tendemos a culpabilizar al propio enfermo mental cuando, en una fase primaria, éste tiende a aislarse de los amigos, de la familia, de la profesión… Perdemos de vista que es un proceso de separación e incomunicación que ocurre a menudo por no querer hacer daño a los seres queridos ni cargarlos con problemas y dificultades. La falta de comprensión hacia la enfermedad, el desconocimiento, los prejuicios y el estigma son agravantes que cierran el círculo de una etapa vital especialmente dura para los que no han decidido voluntariamente encontrarse en esta situación.
Las personas son seres sociales por naturaleza y necesitan de la interacción con otras personas para su desarrollo y su bienestar personal. Si las relaciones interpersonales dejan de ser “normales”, tanto paulatinamente como abruptamente, la persona empeora o enferma; y si a esto se le suma una enfermedad mental más la falta de apoyo de los demás por estar aislados (voluntaria o involuntariamente), el sufrimiento se multiplica exponencialmente.
Esta exclusión de la sociedad puede acabar siendo prácticamente total, quedando la persona enferma totalmente sola y desamparada (o sintiéndose de esta forma), aún estando con seres queridos y profesionales de la salud que se ven obligados a tratar a estos pacientes en centros de internamiento.
Sirva esta pequeña recensión para poner “en valor” la labor de numerosas personas e instituciones hospitalarias, públicas y privadas, necesitadas de cualquier tipo de apoyo que les podamos brindar, aunque alcance sólo a publicitar su labor silenciosa y, por la propia naturaleza de su atención, necesaria.
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